La revisión es esencial, porque es humano errar
Cualquier profesión en la que se nos ocurra pensar está ideada y realizada por seres humanos. Incluso los trabajos más automatizados cuentan con la mano del hombre para que se lleven a cabo: los robots los inventan los humanos. Es bueno que detrás de todo esto esté la mente humana, porque nuestra capacidad de razonar no la tienen las máquinas. Es por ello que la revisión es esencial.
Pero también es cierto que tenemos una infinidad de dichos que aluden a la frecuencia con que nos equivocamos. «Quien mucho habla, mucho yerra». «Quien tiene boca, se equivoca». «El humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra». Para los olvidadizos, también decimos: «quien no tiene cabeza tiene que tener pies». Y por supuesto esa conocida frase con la que todos nos hemos justificado alguna vez: «todos nos equivocamos: somos humanos».
Así es, asumimos que está en nuestra naturaleza cometer errores, pero como profesionales, se espera que no los cometamos. Los demás ponen el trabajo en nuestras manos esperando obtener los mejores resultados. No podemos defraudarlos. ¿Justificaríamos acaso que se nos cayera nuestra casa encima porque los albañiles que la construyeron eran humanos? Sin duda lo eran, pero si contamos con ellos fue por algo.
Pues bien, con todas las profesiones pasa lo mismo y el caso del traductor no podía ser distinto. Los encargos de traducción que nos llegan tienen una razón de ser, los textos son importantes y tienen un objetivo. Si nos equivocamos al traducir, no lo cumplimos. Como humano, el traductor puede estar pasando por distintos momentos complicados que influyen en su trabajo, pero para trabajar hay que estar concentrado. Y a pesar de todo, nos equivocamos.
Por eso la labor de revisión también es fundamental. «Pero es que los plazos son muy ajustados…», pueden decir algunos del gremio con razón. Pero esa no es excusa para no revisar y menos si has traducido a toda prisa para cumplir el plazo. La solución no es otra que organizarse mejor, porque la labor de revisión no es una opción. Un número cambiado, una coma o un punto mal colocados pueden cambiar por completo la interpretación del texto y con ello, anular su funcionalidad. Tómate tiempo para revisar, porque a nadie le gusta trabajar en vano y encima perder clientes y quedar mal.
¿Y cómo puedo revisar?
Aquí van algunos consejos:
- Aunque los plazos no siempre lo permitan, lo ideal es dejar pasar algo de tiempo entre la labor de traducción y la de nuestra propia revisión. Así, podremos despegarnos más del texto y revisar leyendo realmente lo que pone, no lo que creíamos haber puesto. En cualquier caso, al revisar hay que leer bien todo el texto.
- Otra cosa que facilita y agiliza la revisión es cambiar de formato el texto, de .doc a .pdf, por ejemplo. De este modo los cambios y los errores nos saltarán antes a la vista y podremos modificarlos a tiempo.
- Una vez realizada la autorrevisión, es muy recomendable que revise el texto otro traductor, porque cuatro ojos ven más que dos. Esta revisión puede garantizar la buena calidad de la traducción. Como el traductor es quien realmente ha trabajado el texto, deberá validar los cambios del revisor. No obstante, se entiende que el revisor no realizará una nueva traducción ni introducirá cambios por antojo, sino por necesidad. Las críticas serán siempre constructivas y se tomarán como una forma de mejorar como profesionales.
Dicho esto, aconsejo una vez más que no se entregue ningún texto sin revisar. Está en juego nuestro trabajo y el futuro de quienes nos lo encargaron.