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El arte de traducir: conseguir soluciones ideales a pesar de las restricciones

No te confíes: traducir nunca es pan comido

Ya sabemos que traducir no es una tarea fácil. Hay que tener mil cosas en cuenta durante el proceso de traducción para dar con una buena solución. Siempre deberemos tener en mente todos los factores que forman parte del contexto a la hora de traducir. ¿Para quién estoy traduciendo? ¿Cuál será la función de esta traducción? ¿Quién emite el texto original y qué quería transmitir con él? Estas son algunas de las preguntas que SIEMPRE nos deberemos plantear a la hora de traducir. Preguntas cuyas respuestas no deberemos olvidar en ningún momento durante todo el proceso. Por ello, en cualquier encargo podemos encontrar complicaciones, dependiendo del contexto y las condiciones. Deberemos razonar nuestras decisiones.

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Textos con trabas extra

Pero en esta ocasión escribo para homenajear a aquellos que saben cómo ingeniárselas cuando se les ponen más trabas todavía. Hay determinados tipos de textos cuya traducción va acompañada de restricciones especiales. En estos casos, además del contexto del texto original y del texto meta, los traductores deberán respetar otras normas específicas.

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Subtitulación

Quizá este sea el caso más evidente. Sus restricciones no son pocas precisamente. Se trata de un texto  claramente subordinado a la imagen, por lo que los subtítulos deberán ser coherentes con las imágenes de la pantalla. Pero  la cosa no acaba ahí: el número de caracteres de cada subtítulo también es limitado. Esto no es por capricho. Se han realizado estudios sobre la velocidad lectora y la  capacidad de percepción del ojo humano. De nada sirve poner un subtítulo kilométrico si nadie va a poder leerlo antes de que desaparezca.

Y por supuesto, por razones obvias, tampoco se puede permitir que el subtítulo cubra la imagen. Solo puede haber hasta dos líneas de subtítulos, pero estas líneas no se pueden separar de cualquier manera. Si hay dos líneas de subtítulos, la primera ha de ser más corta que la segunda, para facilitar la lectura. También hay que tener en cuenta el tiempo que hay que dejar sin subtítulos en los cambios de escena. Nadie quiere que los subtítulos destripen la película ni que se pisen y confundan.

Claro está que hay que respetar las normas de ortografía y puntuación. Pero cada signo de puntuación es un carácter más que nos quita libertad. Todas estas restricciones tienen su lógica, pero sin duda complican la labor del traductor. La limitación tan clara del número de caracteres nos juega una mala pasada si queremos mantener el registro y las palabras son demasiado largas. Por supuesto, a menudo se nos hace casi imposible respetar los juegos de palabras. ¿Y cuando nos hemos pasado del límite pero no hay sinónimos más cortos? Amigo, avíatelas. Esperemos que tus decisiones no cambien el sentido del texto original.

subtitulos

Doblaje

La labor del ajustador de doblaje existe porque, al traducir una película para doblarla, no se puede hacer de cualquier manera. De nuevo, es un texto subordinado a la imagen y, en este caso, a la sincronización labial de los actores. Cuando el idioma cambia, es imposible que el movimiento labial coincida en los dos idiomas si la pronunciación de las palabras es distinta. Los traductores del guion encuentran soluciones geniales. Pero a menudo el ajustador debe cambiarlas, porque resulta raro escuchar que los actores hablan con la boca cerrada. El ajustador procura que todo encaje para que el espectador meta lo perciba con más naturalidad, pero de nuevo  con estas restricciones nos arriesgamos a perder parte del mensaje original.

doblaje

Cómics

Rara vez te permiten modificar las imágenes de los cómics para conseguir la traducción perfecta. Si en la imagen, fuera del bocadillo,  aparece un mensaje importante para la comprensión del texto, o tenemos un problema grave o te peleas para conseguir que se cambie.  El espacio que tenemos para escribir el texto meta es el de los bocadillos del texto original. ¿Qué las palabras en español son más largas que en inglés y no te cabe toda la frase sin desvirtuar el mensaje?  Alguna solución lícita tienes que aportar. Tú verás.

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Poesía y canciones

Todo texto tiene una razón de ser. Transmite un mensaje. Como dijimos al principio, esto jamás puede olvidarse. Pero en el caso de la poesía y las canciones hay otra cuestión fundamental: el ritmo. El ritmo  no solo viene dado por la rima y la métrica. También influyen las repeticiones y otros recursos del lenguaje. Y, en el caso de las canciones, la música es indispensable.

¿Cómo puede un traductor trasladar adecuadamente el sentido de un texto a otra lengua respetando  además el número de sílabas y las figuras literarias? A veces el traductor de poesía debe decidir si es más importante el sentido o el ritmo porque no hay forma humana de mantener ambas en la traducción.

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Cuando se consigue, es con horas de dedicación, creatividad e ingenio. Pero no cualquiera es capaz de lidiar con todas estas dificultades y restricciones y encontrar aun así una solución fantástica que el público recibe con los brazos abiertos. Los buenos traductores que saben cómo hacerlo no son magos, son auténticos artistas.

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