Málaga: El desenlace.
Dicen que la persona valiente no es aquella que no tiene miedo, sino la que a pesar de tenerlo sabe enfrentarse a él y superarlo. Son muchos los momentos de la vida en que para poder conseguir nuestras metas tenemos que coger el toro por los cuernos y seguir adelante.
En mi caso, un buen ejemplo de superación es cada vez que tengo que montarme en un avión. Nunca me ha gustado volar. La sensación de estar suspendida en el aire sin poder controlar lo que sucede, el pensar en cómo esa máquina de toneladas de peso consigue no caerse, las turbulencias… Sí, mi miedo a volar es algo que me cuesta controlar y que me atemorizaba incluso antes de intentarlo. ¿Por qué volar entonces? La respuesta es muy simple: si quiero conocer el mundo, tengo que volar.
Cuando la idea de la apertura de la oficina de CBLingua en Málaga se convirtió en realidad, lo primero que sentí fue mucha emoción, ilusión y alegría. Este nuevo traslado es algo que llevo planeando y preparando desde hace más de un mes. Todos me dan la enhorabuena, mis compañeras están contentas por mí y mi familia me ayuda con ilusión a preparar todo lo necesario para emprender esta nueva aventura.
Mis inicios en CBLingua.
Sin embargo, tengo que admitir que hay momentos en que siento nostalgia y también, algo de miedo. Trabajar en la oficina de CBLingua de El Puerto de Santa María ha sido una experiencia inolvidable. Llegué a esta oficina bastante perdida y sin saber cómo sería el día a día en la central. Ya me habían avisado de que el nivel de trabajo sería alto, el teléfono sonaría con frecuencia e iba a tener que ponerme las pilas para llevar todo al día. Y así fue. Los primeros días llegaba a casa y al contestar al telefonillo, sin querer, decía «CBLingua, ¿dígame?».
Por fin estaba trabajando en lo que me gustaba, por fin era traductora. Aunque el inicio fue duro, hubo algo que siempre me ayudó a avanzar, aprender y mejorar: mis compañeros.
Ya en la entrevista me avisaron, me dijeron que esto era una familia y que era muy importante el factor humano. Tras unas semanas trabajando aquí, ya sabía a lo que se referían. Todos y cada uno de mis compañeros me han ayudado y enseñado, logrando que hoy me sienta capaz de irme a una nueva oficina y poder gestionarla.
Ahora toca volar a Málaga, mi nueva ciudad; a Calle Ángel 3, mi nueva oficina; pero por suerte, con el mismo equipo humano (aunque sea de forma online).
Muchas gracias a todo el equipo CBLingua y ahora, ¡a conquistar Málaga!