¿La traducción con fines pedagógicos enriquece las competencias lingüísticas de las lenguas origen y meta? La traducción forma parte del currículo académico español desde hace unos veinte años. Actualmente, a demás de los grados de Traducción e Interpretación, los planes estudios en lenguas modernas (Estudios Ingleses, Franceses, Árabes-Islámicos, etc.) suelen incluir alguna asignatura relacionada con dicha disciplina.
La traducción de segundas lenguas
Sin embargo, el uso que tradicionalmente se le dio a la traducción en la enseñanza de segundas lenguas se basó en el método gramática-traducción heredado de la enseñanza de lenguas clásicas como el latín o el griego. Para ello, se trabajaban con grandes listas de vocabulario con sus respectivas traducciones o se realizaban traducciones directas e inversas de los textos con el objetivo de explicar ciertas reglas gramaticales; era un sistema que olvidaba por completo a la comunicación oral.
La traducción con fines pedagógicos.
No es hasta finales de los años 60 cuando surge el enfoque comunicativo estableciendo un cambio de paradigma en la enseñanza de lenguas extranjeras. Como expone el Centro Virtual Cervantes, mediante este nuevo método “se pretende capacitar al aprendiente para una comunicación real -no sólo en la vertiente oral, sino también en la escrita- […]; con este propósito, en el proceso instructivo a menudo se emplean textos, grabaciones y materiales auténticos y se realizan actividades que procuran imitar con fidelidad la realidad de fuera del aula.”.
La traducción con fines pedagógicos no es suficiente para ejercer una práctica profesional.
Sin embargo, hay una necesidad por parte del alumnado en recibir una formación mucho más práctica y acercada a la realidad, en la que se les enseñen las diferentes especializaciones existentes en el campo de la traducción: jurídica, económica, biosanitaria, publicitaria, turística, audiovisual, etc. En este sentido, por ejemplo, en la Universidad de Cádiz se han organizado diferentes actividades con el objetivo de cumplir con esta necesidad. Entre ellas podemos destacar la elaboración de dos talleres de doblaje y subtitulación realizados en colaboración con la Dra. Carmen Fernández Martín.
Antes de continuar, deberíamos dejar claro que los conocimientos que se adquieren mediante la traducción con fines pedagógicos no son suficientes para poder llevar a cabo una práctica profesional. No debemos pecar de osados y creer que por poseer unos buenos conocimientos lingüísticos ya estamos listos para ser traductores. Para ello hace falta una formación adecuada, lo que sí es cierto, es que gracias a esta traducción pedagógica, la base sobre la que partimos hacia la práctica profesional nos facilitará el camino.
Tal y como exponen Ángeles Carrerres y María Noriega en su artículo Traducción pedagógica y pedagogía de la traducción: un diálogo necesario, “resulta últil considerar al traductor como un aprendiz de por vida y al aprendiz de lengua como un traductor espontáneo” (p. 258).
¿Podríamos afirmar que la práctica traductora enriquece las competencias lingüísticas tanto en la lengua origen como en la lengua meta?
En primer lugar, la traducción de textos mejora por un lado la comprensión lectora en la lengua origen y la expresión escrita en la lengua meta. Por otro lado, se debe intentar que el alumno deje de lado la traducción literal, es decir, que traduzca palabra por palabra y que empiece a entender el texto como una unidad con significado.
Además, mediante la traducción (directa e inversa) se pueden eliminar las posibles interferencias lingüísticas existentes entre ambas lenguas. Por lo tanto, podríamos confirmar que la práctica traductora enriquece las competencias de ambas lenguas ya que el alumno debe reflexionar en un primer momento acerca de la gramática y el vocabulario de la lengua origen con el objetivo de captar el sentido del texto y luego deberá identificar la mejor manera para plasmar dicha información en el texto meta (su lengua materna